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sábado, 6 de abril de 2013

La Semana de la musa.

Pensé que podría escribir un poema, o publicar un fragmento de la última historia en la que estoy trabajando. Pero ya que tengo siete días para ello, empezaré simplemente por hablar, por hacer ese simple gesto que a todos parece costar mas de lo que debería, abrir este pequeño y negro corazón un poco para quien guste.

La inspiración es una perra mujer, de andares sinuosos y labios rojos que conoces en un bar, y después de una noche de sexo frenético te deja tirado con la resaca y sin ningún número de teléfono al que llamar.
Es en esa noria emocional donde vive continuamente el escritor vago como es un servidor.

Por eso, lo que todo vago que se precie busca, es esa musa, Eliope o Erato, cualquiera de todas ellas, cualquiera aunque sea nueva. LLegas a este punto álgido de la vida que dicen que son los treinta, pensando que alguna vez has tenido a una de esas musas, que puede que en uno de esos días borrosos fuera una, enmascarada y oculta a tus ojos, la que estaba entre tus brazos. Pero no lo sabes, nunca estas seguro de si fue una musa o solo una inspiración.

Tengo mi opinión sobre las musas, una opinión que al tiempo voy formando a través de experiencia y choques violentos contra muros. Existen, existe esa comunión entre un hombre y su musa, existe esa conexión entre dos almas que es imposible de comprender para los ojos foráneos, existe una atracción nueva, totalmente distinta que todo lo conocido y por conocer entre dos personas.
Una musa es como si la inspiración alquilara una habitación en tu apartamento, a una musa se le declara amor poético en la eternidad, olvídense de el amor que nos venden que nos inculcan, del que nadie parece estar nunca conforme y siempre parece que algo falla. El amor poético entre un escritor y su musa es eterno, grabado para los tiempos en tinta y pasión, sin fallos, porque es un amor que vive en otra realidad muy distinta, donde no hay reglas ni prohibiciones, es algo puro y hermoso.

Toda la vida buscaré esa musa, la buscaré para crear como nadie ha creado, la buscaré para comprobar si al unir el mundo de la fantasía y el real, se crea algo de verdad.

Una semana dedicada a escribir sobre las musas que todos los escritores deberíamos buscar, mientras intentamos no suicidarnos en alcohol por el camino, pues cuando nos abandona la pluma y el papel solo nos queda morir.

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