Carta a la musa que no existe.
Puede que te eche de menos, echo de menos labios que no he
probado, labios que no son míos. Mi pluma tiene menos peso, menos
movimiento y menos valor sin el oro de
tus ojos observando mi rutina. Que las palabras que se retratan en el
papel les falta el maquillaje de tu
cuerpo, que mi pensamiento es mucho más hermoso cuando danzas por todo el
parque de mi imaginación.
Soy más contigo, menos cuando te vas, soy el héroe perdido
en su propio cuento.
Dedicada esta semana a una musa.
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